viernes, 16 de noviembre de 2012

Su vida transcurrió como la de cualquier chico de barrio; a la mañana colegio y a la tarde se juntaba con sus amigos de Rafael Calzada para charlar y jugar al fútbol en la plaza.
Nacido el 12 de mayo de 1973, su pasión y cualidades para este deporte eran tales que lo llevaron a probarse en Independiente, donde arrancó en la novena división junto con Gustavo López, Pablo Rotchen y Sebastián Rambert, entre otros.
En octava llegó al Deportivo Español, donde con el paso del tiempo, se fueron sumando a las diferentes divisiones sus amigos: Nelson Agoglia, Pablo Michelini y Gustavo Campagnuolo. Un día, allá por 1990, se moría de ganas de llegar a su casa para contarle a su padre que había tenido su primer entrenamiento con la Primera División del gallego. Era entendible. Con sólo 18 años, quienes lo conocían le auguraban un gran futuro, aún antes de debutar oficialmente, cosa que ocurrió dos años más tarde ante Rosario Central en el viejo estadio de Español en el Bajo Flores.
Tantos elogios para este pibe morocho de físico esmirriado, que jugaba en los cuatro sectores de la defensa, lo segaron y comenzó a rodearse de malas compañías. En 1994 empezó a consumir cocaína a pesar de que luego tenía que jugar: "yo siempre arriesgaba, me jugaba al límite, pero no era un consumidor compulsivo" confesaría Martín tiempo después.
El domingo 11 de agosto de 1996, Deportivo Español visitó a Newell`s en la cancha de Central. Rubén Pascualino, árbitro del encuentro, señaló la mitad de la cancha. En ese momento se sellaba el empate. Español borraba el acoso inquietante del descenso. El médico Arnoldo Albero abrazó al por ese entonces entrenador Oscar Caballero por lograr el objetivo de "zafar" del Nacional "B" y luego dirigió la mirada a dos integrantes del plantel; uno de ellos era Alberto Martín.
El 'Doc' caminó sonriente, al igual que lo estaba Vargas y le comunicó, sin sobresaltos ni sospechas que tenía que ir al control antidoping. Martín registró la información pero no se percató. En ese momento el éxtasis era mayor y no le permitía reaccionar. Se presentó al riguroso control; orinó, llegó al vestuario, se bañó y se subió al micro con el resto de sus compañeros. Estaba triste y preocupado pero cuando el doctor le preguntó qué le pasaba, él sólo acusó cansancio.
Días más tarde su prueba había dado positivo de cocaína, su teléfono no paraba de sonar y él, desconsolado, negaba a rajatabla haber consumido algo prohibido. En aquellos tiempos Diego Maradona jugaba en Boca Juniors y el caso de Martín fue asociado por muchos con el del ex volante xeneize en un intercambio de frascos ya que ambos diferían en un número (508 el de Vargas y 408 el de Diegote). Se mencionó la compra de un departamento, un regalo de 500 mil pesos y otras cosas más. El mismo Vargas tiempo después aseguraría que nada de eso era cierto.
Cuando llegó el momento de hacer la contraprueba le confesó a Alberó su culpabilidad. Estaba tan nervioso aquel joven hincha de River Plate, que cuando salió chocó su auto en la autopista. El Tribunal lo sancionó con seis meses y él, entre lágrimas, agradeció su compasión (?), pensando que lo peor ya había pasado. Pero cuando la mano viene cruzada, siempre hay algo peor a la vuelta de la esquina.
Sergio Parodi, un físicoculturista de Mendoza, denunció a famosos por infringir leyes anti-drogas y Vargas cayó en la volteada. En medio de un entrenamiento, se apareció un patrullero con instrucciones de llevarlo ante el juez Branca, quien lo citaba a declarar.
El 11 de febrero de 1997 terminó la sanción. Desde que la desgracia se adueñó de él y todo se hizo público, cuando llegaba la noche se tiraba en la cama y se ponía a llorar. Oscar Caballero, que según el defensor lo defraudó, le comunicó que no lo llevaría a la pretemporada, pese a que antes le había dicho que lo tendría en cuenta.
Entre idas y vueltas, el club lo dejó libre y su nuevo lugar en el mundo lo encontraría en Bahía Blanca, donde se sumó a las filas de Olimpo. "Lo notaba muy motivado, se preocupaba mucho por progresar", relataba Sandro Novaresse, capitán aurinegro en aquel entonces, al diario Olé. El tiempo pasó y en enero del '98, emprendió su regreso a casa; por problemas económicos se desvinculó y volvió a Buenos Aires. "El equipo no andaba bien, los dirigentes me debían algunos pesos y decidí irme", contó.
Su cuñado, Rubén 'Panadero' Díaz lo acercó a San Lorenzo, en épocas en las que ríos de whisky atravezaban Boedo con el 'Coco' Basile, para que se entrenara con la reserva que dirigía por entonces Roberto Mariani. Cerró el libro de pases y no consiguió club. Estaba desconsolado y sólo encontraba refugio en su esposa Marisol y su pequeño hijo Julián Martín, que había llegado al mundo justo cuando a él le tocaba ir de los Tribunales a la AFA.
Su padre, que se acercó a él después de mucho tiempo gracias a ésta desgracia y sus hermanas Lorena y Andrea, le pedían que no aflojara justo en ese momento.
Lejos del mundo de la pelota se subió a un Volkswagen Polo -que aún estaba pagando- para trabajar en la remisería de su cuñado. Se sentía discriminado porque creía que nadie después de lo que había pasado lo tendría en cuenta y veía cada vez más lejano su sueño de poner un negocio con el dinero que le dejaría el fútbol. Pero él todavía se sentía jugador de fútbol y por su cuenta se entrenaba.
Así, tras un año lejos de la pelota, apareció una oferta para ir a jugar al club Olmedo de Ecuador, pero cuando fue a renovar el pasaporte en la Policía saltó que su causa por doping aún no estaba cerrada -aunque ya todo estaba resuelto- y el pase se pinchó. 
Vicente Cristófano, entrenador de Brown de Adrogué, fue a buscarlo a la remisería y le preguntó si quería integrarse al plantel. No dejó pasar esa oportunidad y fue como volver a nacer. Terminó jugando de titular y para la 2001/2002 se lo llevó Temperley, donde no tuvo demasiado rodaje.
Una cuenta quedaba pendiente en la vida de Alberto Martín Vargas y esa era un pase al exterior. Tras un paso por el Toros Neza mexicano en el 2002, Ecuador le volvió a abrir las puertas y paseó su fútbol (?) por Delfín y Audaz Octubrino en 2003 y Liga Deportiva de Loja en el 2004 donde se pierde su rastro.
Si se retiró o siguió dándole a la redonda es una incógnita. Creo que ni la Interpol lo puede saber (?). Nadie sabe que fue de aquel chico de Rafael Calzada que hacía lo que más le gustaba y lo que muchos aseguraban mejor sabía hacer: jugar al fútbol.

TRAYECTORIA

1992-1996 Deportivo Español (Primera División)
1996-1997 Olimpo de Bahía Blanca (Nacional B)
1999-2000 Brown de Adrogué (Primera B)
2001-2002 Temperley (Primera B)
2002 Toros Neza (México)
2003 Delfín (Ecuador)
2003 Audax Octubrino (Ecuador)
2004 Liga Deportiva de Loja (Ecuador)

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